María Pilar Pérez
En el programa universitario médico el adiestramiento en técnicas de comunicación no existe, a pesar de que comunicar malas noticias va a ser algo habitual en la futura práctica clínica y sabiendo además que una «mala noticia» inadecuadamente transmitida puede dificultar la adaptación ante el duelo. En este caso se define la mala noticia pronóstica como «la información que afecta de manera adversa a la visión del individuo acerca de su futuro». Sus consecuencias afectivas varían dependiendo de si era o no esperada, del grado de incapacidad que predice, de sus connotaciones morales y sobre todo de si afecta o no a la esperanza de vida.
Se trata de una alteración prevalente y la enfermedad del sueño más frecuente. El insomnio crónico afecta a un 10% de la población y si a éste se le suma el transitorio, las cifras llegan hasta el 34%. Conceptualmente se refiere a la incapacidad para dormir o a la falta total de sueño con una percepción subjetiva de insatisfacción y malestar.
Por consenso se considera maltrato al anciano «cualquier acto u omisión que produzca daño, intencionado o no, practicado sobre personas de 65 y más años, que ocurra en el medio familiar, comunitario o institucional, que vulnere o ponga en peligro la integridad física, psíquica, así como el principio de autonomía o el resto de los derechos fundamentales, constatable de forma objetiva o subjetiva». En el entorno familiar la desatención es la forma más frecuente de maltrato, pero también existen abusos físicos (contusiones, quemaduras), psíquicos (intimidación, agresiones verbales, aislamiento) y económicos (robos, chantaje). Por otro lado, el maltrato no se da sólo en el ambiente familiar, sino también en el social, cuando los gobiernos discriminan a la tercera edad en la asignación de recursos.
Existen algunos síndromes que por su naturaleza o por su desconocimiento pueden acabar con la paciencia del clínico e incluso del paciente. Uno de éstos es el síndrome de la boca ardiente, también conocido como estomatodinia, y que se caracteriza por sensación de ardor o escozor en la boca y la lengua sin que puedan objetivarse lesiones físicas.