Un día me presenté en tu despacho y me inventé un trabajo de investigación que hacer, y sentí que te hizo ilusión porque parecía que andabas desocupada. Te di de tu propia medicina aplicando esta técnica de salud. Te flipó que te hiciera una entrevista semiestructurada en lo personal. En el fondo el cortejo es en la realidad lo que la anamnesis es en la consulta.
Habiéndome asegurado así tu atención y tu tiempo, el primer día te hice una revisión sistemática y los sucesivos un análisis de la varianza. Pude observar que tenías una ropa y un carácter multivariante. También que te muestras independiente. Me di cuenta de que llevabas pantys de diferente color para el contraste de medias, que siempre eran de talla mediana y que ibas a la moda. Decías que lo tuyo era el diseño.
Andando el tiempo asumí un riesgo relativo formulándote un beso y una pregunta formato PICO. Me lancé aun pensando que podía ser un error estándar. Me dijiste que era un caso y yo te dije que en ese caso tú serías un control. Me vine arriba y te di unos besos aleatorios más, ocultándote la secuencia. Te perjuré que conmigo no habías cometido un sesgo de selección. Me creíste, así que aquella noche dormimos juntos y nos levantaron las campanas de Gauss de tu despertador.
Nuestra cohorte fue seguida en el tiempo pero en ocasiones sentía que para ti era un ensayo experimental. Un día escribiste la R en grande en la arena de la playa y ya no supe si era por mi nombre o por el programa. Preferiste por tu cumpleaños una tabla de contingencia a una de surf.
No podía sino hacer un análisis de esta regresión, que no me parecía logística. Creo que se trataba de un amor variable. De un muestreo por conveniencia. Comenzamos enseguida con la desviación típica de las parejas. Te diste cuenta rápidamente de que aquello no era normal. Me explicaste tu teoría de que habíamos llegado al límite central. Que ya no quedaba más confianza para este intervalo. Que querías más grados de libertad. Que tenías una hipótesis y un plan alternativos. Que yo no era significativo para ti. Que no tenía sensibilidad. Que parecía optimista pero que en el fondo era un falso positivo.
Sentí que la fuerza de la asociación era menor de uno, y en cualquiera de los casos menor que la magnitud del (d)efecto. Quizá en el fondo tuvieras razón de verosimilitud.
Desde aquel día me he vuelto un hombre gris que lee ese tipo de literatura. Me doy cuenta de que fui uno más en tu NNT. Quise ser evento y me quedé en efecto adverso. Me siento como un outlier. Te echo de menos. Me he comprado un perro para llamarle Snedecor. Vuelve.