La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en los países desarrollados y la segunda causa de mortalidad hospitalaria. La rehabilitación cardiaca se considera una intervención coste-efectiva tras un síndrome coronario agudo. Los programas de rehabilitación cardiaca que realizan un tratamiento integral en los pacientes con cardiopatía isquémica han demostrado mejorar la calidad de vida y el estado funcional, así como reducir las hospitalizaciones sucesivas, el infarto de miocardio recurrente y la mortalidad a largo plazo. Sin embargo, la falta de adherencia a los hábitos de vida recomendados en los programas sigue siendo un desafío. Por este motivo, los autores de este trabajo se propusieron estudiar el grado de adherencia a largo plazo a los hábitos de vida cardiosaludables en pacientes isquémicos y su impacto en la capacidad funcional.
Para ello, realizaron un estudio analítico de cohortes histórico, en el que incluyeron a 55 pacientes que completaron un programa de rehabilitación cardiaca. Se recogieron las siguientes variables: datos sociodemográficos, complicaciones presentadas durante el seguimiento, necesidad de nueva revascularización, cuestionario de Trichopoulou (adherencia a la dieta mediterránea), cuestionario de Morisky-Green y Levine (adherencia al tratamiento farmacológico), cuestionario internacional sobre actividad física, hábito tabáquico y bioquímica sanguínea. Todos los pacientes realizaron una prueba de esfuerzo, en la que se recogieron los siguientes datos: frecuencia cardiaca máxima alcanzada, tiempo de ejercicio, capacidad de ejercicio y resultado de la prueba. Los pacientes participaron en un programa de rehabilitación cardiaca, que incluía un ejercicio monitorizado, consejos individualizados y un programa educativo en grupo. Las variables de estudio se recogieron en 3 periodos: antes de empezar, tras terminar y a los 6 años de finalizar el programa de rehabilitación cardiaca. Se consideró cumplidor al paciente que seguía los 4 consejos cardiosaludables (dieta mediterránea, no fumar, realizar el ejercicio físico recomendado y tomar la medicación prescrita).
La muestra fue de 41 pacientes, con una media de edad de 57 años. El proceso más frecuente por el que accedieron al programa fue un síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST. No se observaron diferencias significativas de un nuevo episodio cardiológico entre los pacientes cumplidores y no cumplidores. La adherencia a las recomendaciones cardiosaludables a los 6 años la cumplían sólo el 32% de los pacientes. El hábito tabáquico era el consejo que más cumplían los pacientes frente a la dieta mediterránea, que era el que menos. No se observaron diferencias significativas sobre la capacidad funcional al finalizar el programa y a los 6 años de seguimiento. Sin embargo, la pérdida media de capacidad funcional en los pacientes no cumplidores (20%) fue significativamente mayor respecto a los pacientes cumplidores (6%).
Ante estos resultados, los autores concluyen que la adherencia a las recomendaciones de hábitos de vida cardiosaludables transmitidas en los programas de rehabilitación cardiaca es baja. Es importante implementar estrategias para aumentar la adherencia a estas recomendaciones a largo plazo, para lo cual es clave la coordinación entre los servicios de rehabilitación cardiaca y los equipos de atención primaria.