El trastorno mental se define como una alteración de tipo emocional, cognitivo o del comportamiento en el que se afectan procesos psicológicos básicos que dificultan la adaptación de la persona que los sufre a su entorno cultural y le crean un malestar subjetivo. Las crisis pueden constituir una manifestación aguda de un trastorno mental subyacente o ser el inicio de un problema mental. En ellas, afloran las dificultades que la persona afectada tiene para satisfacer sus necesidades básicas, ya que se desvanecen sus hábitos y costumbres sin ni siquiera darse cuenta de ello. Las crisis se suelen manifestar como una situación de pérdida de control del comportamiento, que puede llegar a poner en peligro la propia vida o la de otros y conlleva la incapacidad de autocuidado. La persona afectada es incapaz de reconocer el riesgo que corre para pedir ayuda o autorizar su ingreso en un centro hospitalario.
En España, según el Instituto Nacional de Estadística, la mayoría de las personas con problemas mentales crónicos viven con un familiar, y éste tiene un papel clave en su cuidado, siendo los primeros en proporcionar asistencia, estando presentes para otorgar apoyo físico y emocional, y desempeñando un papel decisivo en la implementación del plan terapéutico, especialmente si este familiar enfermo no tiene la autonomía para hacerlo.
Pese al papel esencial que tiene la familia como recurso de atención a la salud y soporte en la recuperación, son pocos los estudios que profundizan sobre su experiencia en las situaciones de crisis de salud mental. Por ello, los autores de este estudio tenían como objetivo conocer y comprender las estrategias que llevan a cabo los familiares de personas con problemas mentales en las crisis de sus familiares enfermos. Para ello, realizaron un estudio cualitativo orientado por la teoría fundamentada constructivista de Charmaz, en el que participaron, de forma anónima y voluntaria, 24 familiares que cuidaban a personas con algún problema mental, a los que realizaron entrevistas semiestructuradas.
De las respuesta obtenidas, los autores observan que la recuperación de las crisis de una enfermedad mental conlleva aspectos sociales y funcionales de la vida, más que la mera remisión de los síntomas. Para los familiares, la recuperación del paciente que sufre una crisis de salud mental implica actuar con prontitud, adelantarse y gestionarla hasta poder controlar la situación de vulnerabilidad en que se encuentra, restableciendo la relación y la comunicación. Aunque las crisis dejan secuelas, los familiares logran afrontarlas para preservar la vida familiar y social, construyendo un mundo donde puedan hacerlo. El estudio revela que los cuidadores participan en las crisis, asumen el protagonismo de enfrentarlas priorizando mantener el vínculo afectivo, lo que sin duda transforma la vida familiar. Los familiares cuidan, entre bastidores, la mayoría de las veces en soledad y sin ser reconocidos por los profesionales de la salud. Aportan a sus parientes con un problema mental el apoyo emocional e instrumental que continuamente necesitan para favorecer su independencia, tratando de protegerlo de las deficiencias del sistema de salud. Los cuidadores de personas con problemas mentales pueden entran en un «círculo vicioso» de cuidado que compromete su propia salud y la de aquellos a quienes cuidan. En el estudio aquí comentado, los cuidadores también cuidan desde el anonimato y están en riesgo de entrar en el círculo vicioso del cuidado al tratar de proteger al familiar de la recurrencia de las crisis y dedicar sus vidas a ello.
Los autores concluyen mostrando las estrategias de los familiares de personas con problemas mentales para lograr conservar a su allegado en la cotidianidad de la vida familiar, recuperarlo de las crisis sin daños, y conservarlo a pesar de las secuelas. Conocer las estrategias que utilizan los familiares cuidadores para recuperar al familiar con un problema mental, permitiría a los profesionales de atención primaria desarrollar relaciones de apoyo y diseñar intervenciones preventivas en las que los cuidadores sientan su oportuna ayuda. Detectar con prontitud a los familiares que están en riesgo de entrar en el círculo vicioso del cuidado debe ser una prioridad de los profesionales de primer nivel asistencial.
Los autores creen que la diversidad de problemas mentales que sufren los familiares de los participantes ha permitido la descripción de los mecanismos de los cuidadores para hacer frente a las crisis. Sin embargo, consideran que se requieren más estudios que capten los distintos matices de la experiencia de cuidar a personas con condiciones mentales específicas.