Disfunción eréctil como predictor de riesgo cardiovascular

  • La disfunción eréctil es una condición muy común en la población general, estrechamente relacionada con la presencia de factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión y su medicación.
  • Las variables que se asocian a la presencia de disfunción eréctil son la edad, la dislipemia, la hipertrofia benigna de próstata y el síndrome metabólico.
  • Muchos estudios han confirmado el impacto negativo de la hipertensión y la disfunción eréctil sobre la calidad de vida de la población.

La disfunción eréctil es una enfermedad que afecta a la salud y a la calidad de vida de quienes la padecen, cuya prevalencia es del 46,5% en varones hipertensos.

La hipertensión arterial (HTA) y la disfunción eréctil comparten los mismos mecanismos patogénicos: disfunción endotelial y/o desregulación del músculo liso vascular y cavernoso. La disfunción endotelial indica una reducción de la actividad biológica del óxido nítrico, de gran importancia para la génesis de las enfermedades cardiovasculares. La disfunción eréctil sería un síntoma temprano de lesión aterosclerótica en los vasos de menor calibre, que precede en 2-3 años a las manifestaciones clínicas de la enfermedad cardiovascular; de ahí su importancia como síntoma centinela.

Con el presente estudio, los autores pretenden estimar la prevalencia de disfunción eréctil en pacientes con HTA e identificar los factores de riesgo asociados, el riesgo cardiovascular, el grado de control y el impacto en la calidad de vida.

Los autores realizan un estudio observacional, en el que incluyen a 262 varones mayores de 18 años con diagnóstico de HTA. Registraron datos sociodemográficos y clínicos, variables de comorbilidad, como el índice de Charlson, la presencia de dislipemia y de hipertrofia benigna de próstata. El riesgo cardiovascular lo calcularon según las puntuaciones de Framingham-Wilson, REGICOR, DORICA y SCORE. La disfunción eréctil se diagnosticó mediante el índice internacional de función eréctil (IIEF-15). Igualmente, realizaron los cuestionarios de calidad de vida en hipertensión (MINI-CHAL) y la escala internacional de síntomas prostáticos (International Prostate Symptoms Score [IPSS]).

La puntuación media del índice de comorbilidad de Charlson fue de 1,21, y las patologías más frecuentes fueron la diabetes mellitus, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y los tumores. Las patologías más prevalentes no incluidas en el índice de Charlson fueron la dislipemia y la hipertrofia benigna de próstata.

El 57,3% de los pacientes presentaba un mal control de la presión arterial, aunque el 89,7% recibía tratamiento farmacológico antihipertensivo. Hasta el 83,2% recibía tratamiento para otras patologías.

El 32% de los pacientes tenía un riesgo cardiovascular alto según el índice de riesgo de Framingham, el 62,1% según el DORICA, y el 14 y 12,9%, respectivamente, según las escalas REGICOR y SCORE.

Según el cuestionario IIEF-15, el 46,1% presentaba disfunción eréctil, y el grado de disfunción más prevalente era el de mayor gravedad (54,9%), seguido del grado leve (30,4%). En el 93,4% de estos pacientes los niveles de testosterona fueron normales.

Los autores comprobaron que a medida que aumentan los años desde el diagnóstico de HTA se incrementa significativamente el riesgo de sufrir disfunción eréctil, al igual que tomar medicación antihipertensiva, y observaron que estos pacientes eran de mayor edad, con un menor nivel de estudios y un mayor sobrepeso y obesidad.

Los pacientes clasificados como de riesgo cardiovascular alto, según el Framingham y el REGICOR, presentaban 2,73 veces más riesgo de disfunción eréctil que los clasificados como de riesgo bajo.

Al evaluar la calidad de vida mediante el cuestionario MINI-CHAL, los autores comprobaron que los pacientes con manifestaciones somáticas tenían 1,27 veces más riesgo de presentar disfunción eréctil.

La puntuación obtenida en el IPSS mostró un efecto independiente para predecir la presencia de disfunción eréctil (Odds ratio= 1,60).

El estudio confirmó una prevalencia del 46% de disfunción eréctil en pacientes hipertensos, que presentaban además una mayor comorbilidad según el índice de Charlson.

Asimismo, los resultados reflejan que los pacientes con disfunción eréctil llevaban más tiempo diagnosticados de HTA y recibiendo mayor cantidad de medicación para dicha patología, lo que puede reflejar la posible interacción entre la medicación para la hipertensión y la función sexual.

Los factores de riesgo asociados a la presencia de disfunción eréctil en la cohorte estudiada, fueron la edad, la dislipemia, la hipertrofia benigna de próstata y el síndrome metabólico.

Como conclusión, los autores destacan que la prevalencia de hipertensión y disfunción eréctil está aumentando constantemente, y más del 40% de los varones con diagnóstico de HTA comparten al mismo tiempo una disfunción eréctil, que suele aparecer al poco tiempo de su inicio, lo cual hace pensar en la precocidad del daño vascular que produce esta patología. El paciente hipertenso debe ser asesorado adecuadamente, modificando o iniciando terapias antihipertensivas que minimicen los efectos confusos de los fármacos, y siempre comenzando por modificaciones del estilo de vida.

Diosdado M, Balboa V, Pértegas S, Seoane T, Pita S, Chantada V. Disfunción eréctil en pacientes con hipertensión arterial. Riesgo cardiovascular e impacto en su calidad de vida. Rev Med Clin (Barc). 2019; 152(6): 209-248.

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