El síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS) es el más frecuente de los trastornos del sueño, y se caracteriza por hipoxia intermitente e hipercapnia. Se estima una prevalencia de alrededor del 6,5% para la población española, y afecta al 16% de los hombres y al 5% de las mujeres de 30-65 años de edad.
Se trata de episodios repetidos de obstrucción de la vía respiratoria que producen desaturaciones de oxihemoglobina y despertares transitorios, con un sueño fragmentado y no reparador, que provoca hipersomnolencia diurna, déficit cognitivos, disminución de la calidad de vida y un aumento del riesgo de complicaciones cardiovasculares y cerebrovasculares, así como de accidentes de tráfico.
En el mecanismo por el cual se asocian los procesos de apnea del sueño y la hipertensión arterial estaría implicada la enzima anhidrasa carbónica, cuya elevación actuaría provocando un aumento de las cifras de presión arterial diurnas. Aunque esta cuestión es hoy día objeto de debate, parece claro que los trastornos del sueño, y de forma especial el SAHOS, se asocian a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, arritmia cardiaca y accidente cerebrovascular; de hecho, algunos estudios confirman que los pacientes con apnea obstructiva tienen una mayor incidencia de hipertensión diurna, considerándose como un factor de riesgo independiente para la hipertensión, por lo que resulta de gran importancia la identificación de los pacientes con estos síndromes.
El objetivo de los autores de este estudio sería establecer la relación entre cifras elevadas de presión arterial sistólica y diastólica, y vincularlas con el riesgo detectado de SAHOS mediante cuestionarios validados (Epworth y STOP-Bang) en un colectivo de trabajadores.
Los autores realizaron un estudio epidemiológico transversal de trabajadores de la Administración Pública, captados durante los reconocimientos de vigilancia periódica de la salud, sin selección previa. Incluyeron a 1.110 trabajadores, lo que representa el 25,6% del total de los trabajadores de las empresas participantes.
Los autores recabaron las cifras de presión arterial, anotando el resultado como la media de las 3 tomas consignadas. Para la valoración del riesgo de SAHOS utilizaron los cuestionarios validados autoadministrados STOP-Bang y Epworth.
Según los resultados del cuestionario STOP-Bang, los pacientes fueron clasificados como de riesgo intermedio/alto de apnea-hipopnea si respondían afirmativamente a 3 o más preguntas, y como riesgo bajo si respondían afirmativamente a menos de 3 preguntas. En el cuestionario Epworth, el riesgo de los pacientes se clasificó según la puntuación obtenida: 0 puntos (sin somnolencia diurna), 1-4 (somnolencia leve), 5-9 (somnolencia moderada) y >10 (somnolencia severa).
Los resultados obtenidos con ambos test no son plenamente coincidentes, ya que en el cuestionario STOP-Bang existe una asociación más clara entre el incremento de riesgo de presión arterial más elevada y el riesgo incrementado de SAHOS.
Los autores consideran que el cuestionario STOP-Bang es una buena herramienta de cribado, aunque puede requerir ajustes para poblaciones concretas, como la asiática; sin embargo, posee una mayor calidad metodológica y facilidad de uso.
La escala de somnolencia de Epworth tiene un bajo valor predictivo cuando se correlaciona con el índice de apnea-hipopnea o con el índice de problemas respiratorios, lo que limita su valor como prueba de cribado.
En el caso concreto del STOP-Bang, los resultados de una revisión sistemática y metaanálisis realizados para determinar su eficacia para el cribado de los pacientes sospechosos de tener apnea del sueño confirman el alto rendimiento de este cuestionario, de forma que cuanto mayor sea la puntuación STOP-Bang, mayor será la probabilidad de padecer este trastorno con una gravedad moderada-severa.
Los procedimientos de cribado como el realizado en este trabajo permiten una detección precoz del riesgo de SAHOS y actuar de forma preventiva respecto a los factores de riesgo cardiovascular y cerebrovascular.
Los autores recomiendan la realización de procedimientos de cribado especialmente en el mundo laboral, englobados dentro de la vigilancia específica de la salud y/o de las campañas para promocionar hábitos saludables.