Jordi Juncá Piera
Laboratori d’Hematologia. ICO Badalona (Barcelona)
- La leucemia linfática crónica es la más común de todas las leucemias y su evolución es muy dispar.
- Determinadas alteraciones citogenéticas, el fenotipo celular y las alteraciones del ADN permiten perfilar su evolución.
- La presencia de sombras de Grumprecht (testimonio de una fragilidad celular intrínseca) observadas mediante un microscopio simple predice una evolución más benigna.
• El tratamiento de primera línea de la leucemia linfática crónica es citostático, y el de segunda línea es rituximab.
• El tratamiento de tercera línea va dirigido contra las proteínas responsables del desarrollo tumoral.
• Idelalisib, una molécula que inhibe la cinasa PI3Kδ, tiene una eficacia demostrada y un perfil de toxicidad aceptable para el tratamiento de la recaída de la leucemia linfática crónica.
• La valoración del estado de oxigenación tisular se hace mediante la práctica de una gasometría.
• Los gasómetros actuales ofrecen resultados en función de la concentración de hemoglobina en sangre, pero ésta puede estar disminuida por una hemodilución previa.
• La hemoglobina determinada mediante los analizadores gasométricos es fiable, aunque sobrestima de forma sistemática su concentración.
• La caracterización del ADN condiciona el pronóstico y el tratamiento de la leucemia aguda mieloide.
• El ácido úrico es un producto del catabolismo de los ácidos nucleicos y traduce el grado de proliferación y lisis tumoral de la leucemia aguda.
• Una uricemia superior a 5 mg/dL en el momento del diagnóstico empeora el pronóstico de la leucemia aguda mieloide.