–¿A qué indicios debe estar atento el médico de AP para sospechar un consumo excesivo de alcohol?
–Más que de detectar problemas con el alcohol, se trata de detectar riesgos, puesto que cuando el paciente ya presenta problemas es muy difícil cambiar el comportamiento. Lo que me interesa como investigador es que se pueda detectar el consumo de alcohol de una forma sencilla. Tradicionalmente hay dos formas: hacer un análisis de sangre y hacer preguntas, y existe una evidencia apabullante de que basta con hacer tres preguntas sencillas
–¿Cuáles son esas preguntas?
–Son las siguientes: ¿Con qué frecuencia bebe alcohol? ¿Cuánto bebe en cada ocasión? ¿Con qué frecuencia se da un «atracón» de alcohol? Habitualmente consideramos que un «atracón» consiste en consumir al menos ocho unidades en una sesión en los hombres o seis en las mujeres. Son preguntas muy simples. Pero mi investigación actual se centra en saber si el médico de AP puede hacerlo de una manera más sencilla para el paciente, sin tener que hacerle esas preguntas directamente y utilizando para ello páginas web creadas a tal efecto (www.downyourdrink.org.uk).
–A la hora de manejar el consumo excesivo de alcohol, ¿es preferible la atención primaria o la especializada?
–Depende en gran medida de la situación en que se encuentre el paciente. Se pueden hacer muchas cosas desde la AP desde el punto de vista de la detección precoz, entre ellas proporcionar consejos breves sobre consumo de riesgo. Por supuesto, también se debe trabajar en la identificación de individuos en los primeros estadios, cuando ya tienen problemas con el consumo de alcohol. Lo más importante que puede hacer el médico de AP es estar concienciado sobre los problemas potenciales del alcohol. Cuando un paciente tiene la presión arterial elevada, viene a por una baja laboral o sufre problemas mentales, el médico siempre debe pensar en la posibilidad de que el alcohol esté detrás de alguno de esos problemas. Cuando la situación es más grave, es importante que el médico de AP involucre a otros agentes: especialistas hospitalarios, servicios de la comunidad o centros de desintoxicación en aquellos casos de dependencia severa. Algunas veces, los médicos de AP que están motivados pueden manejar las situaciones más graves por sí mismos para conseguir la abstinencia.
–¿Cuáles son las intervenciones o tratamientos más eficaces para reducir el consumo excesivo de alcohol?
–La intervención más efectiva es escuchar al paciente y animarle a discutir sobre el tema. También es importante, tanto con pacientes que están en fases iniciales del problema como con los más graves, desarrollar una relación basada en escuchar y hablar, y promover que reflexionen sobre su situación. Pero, aparte de esto, hay intervenciones farmacológicas que pueden ser muy útiles si tenemos pacientes que han desarrollado dependencia. Dejar de beber es una experiencia muy traumática si no se realiza con el apoyo farmacológico adecuado.
–Según el proyecto europeo AMPHORA, son muy pocas las personas alcohólicas que reciben tratamiento. ¿Por qué?
–Creo que hay una respuesta muy simple, y es que todo el mundo tiene un poco de miedo a la hora de hablar del alcohol. A los pacientes muchas veces les cuesta admitir que beben más de la cuenta, tanto a sí mismos como a su familia y a su médico. Y realmente el problema no siempre reside en los pacientes, sino en nosotros, los médicos. Muchos médicos beben alcohol y se pueden sentir un poco culpables recomendando a sus pacientes que dejen de beber. En cualquier caso, resulta difícil que médicos y pacientes hablen del tema, y éste es otro motivo por el que pienso que utilizar internet puede ser algo más natural para hacer recomendaciones y animar a los pacientes a hablar de ello.