-¿Qué entendemos por «proceso de toma de decisiones» en el ámbito de la atención primaria?
–Básicamente la toma de decisiones consiste en elegir una de entre varias posibilidades disponibles. En la clínica, estas decisiones corresponden al profesional de la salud y abarcan múltiples ámbitos, desde la elección de un procedimiento diagnóstico o de un tratamiento determinado hasta la decisión referida en materia de gestión sanitaria, o por ejemplo realizar decisiones específicas relacionadas con un paciente.
–¿La toma de decisiones conlleva con frecuencia asumir riesgos?
–Es lógico pensar que sí. Los problemas de salud con los que nos encontramos diariamente en nuestras consultas exigen un proceso continuo de toma de decisiones médicas de las que podría resultar un éxito o a veces un fracaso en nuestra manera de actuar por una mala elección. Los médicos de atención primaria estamos inmersos en una sucesiva toma de decisiones y a veces se asumen riesgos que pueden conducir al error.
–¿Cómo se forma un médico de familia en relación con la «toma de decisiones»? ¿Es necesaria más formación?
–El médico de familia necesita una adecuada formación en la toma de decisiones clínicas de forma continua. Por tanto, las decisiones clínicas deben estar respaldadas por una formación sustentada en la mayor y más actualizada evidencia científica. Esta formación ha de ser rigurosa, adaptada a los nuevos cambios y obligatoriamente refrendada con una metodología ordenada y eficiente. Los problemas de salud están continuamente cambiando debido a diversos factores como la emigración, el envejecimiento poblacional e incluso la demanda de participación del propio paciente, por lo que la actualización de conocimientos es fundamental para lograr aumentar la buena praxis asistencial.
–¿Cómo se hace frente a la incertidumbre en el proceso de toma de decisiones en atención primaria?
–La medicina no es una ciencia exacta y la incertidumbre en nuestra práctica clínica es inherente a nuestra actuación. Los consensos y recomendaciones de expertos, las técnicas de análisis de decisiones o la evidencia científica son herramientas importantes para paliar la incertidumbre del médico de atención primaria. Sin embargo, son tantas las situaciones que pueden originar incertidumbre que a veces no disponemos de estas herramientas porque sencillamente no existen consensos o evidencias. En tal caso el médico ha de asumir estrategias que intenten disminuir la incertidumbre o al menos simplificar el problema para alcanzar una decisión, ya sea diagnóstica o de tratamiento, y en este sentido la formación del médico ha de perseguir ese fin.
–¿Cree que la incertidumbre es mayor en la atención primaria que en la especializada?
–Es más manifiesta en atención primaria. Ya en 1972 McWhinney la consideró una de las características esenciales de la especialidad de medicina de familia. En este sentido, influyen factores como el aumento del flujo de pacientes que acuden a consulta, la fácil accesibilidad del paciente, la falta de tiempo, la falta de recursos o de acceso a pruebas diagnósticas y la diversidad de patologías que se han de asumir. En nuestro favor está la posibilidad de realizar continuidad asistencial y de estar más cerca del paciente y de su entorno, pero no es suficiente para combatir el alto grado de incertidumbre. Otros factores de aparición reciente, como la fuente de información de que dispone actualmente el paciente y su aspecto más reivindicativo, el miedo a las posibles demandas judiciales o los nuevos modelos de gestión que presionan al médico en la reducción de costes, influyen de manera negativa en la posibilidad de disminuir la incertidumbre.