–¿Qué es la Fundación Galatea y cuáles son sus objetivos?
–La Fundación Galatea es una institución que se creó auspiciada por el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña en 2003. Es una consecuencia del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), que puso en marcha el Colegio de Médicos de Barcelona en 1998. La Fundación es fruto de la necesidad de contar con un instrumento de gestión de dicho programa, que tenía una parte básicamente asistencial, pero aparte de la gestión de la unidad ambulatoria y la unidad de ingreso, necesitábamos un instrumento más ágil que la propia institución colegial.
–El PAIME ha sido una iniciativa pionera en Europa. ¿Ha sido imitada en otras partes?
–Lo que se ha hecho en el conjunto de España ha sido desarrollar la idea que se creó en 1998 en Barcelona y que se ha ido extendiendo en todo el territorio. La idea que siempre defendemos es que existan unidades de atención ambulatoria y un solo referente para ingresos en todo el territorio nacional. Nos apoyamos e inspiramos en experiencias que en los años 70 y 80 comenzaron a desarrollar organizaciones profesionales en Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda. Nuestra experiencia es la primera de Europa. No se trata de un recurso asistencial, que también lo es, sino un recurso para garantizar desde la profesión un ejercicio saludable y un ejercicio con seguridad, velando por la defensa de una buena praxis, ayudando al médico a salir de su problema y garantizando a la sociedad un nivel de calidad de la praxis de ese profesional de acuerdo con las funciones que los médicos tenemos encomendadas.
–Háblenos del Programa de Salud del Médico Residente
–Además de los programas específicamente asistenciales como el PAIME, el programa Retorno para enfermería o los programas que ya hemos puesto en marcha para veterinarios y farmacéuticos, existe un desarrollo de programas para conocer el impacto sobre la salud que pueden tener determinadas facetas de la profesión: jubilación, género, edad, diferentes modelos de organización, etc. En Cataluña se hizo un estudio comparativo entre la salud de los médicos y la de la población general, gracias al cual tenemos criterios para conocer si hay diferencias. Uno de los puntos importantes es que el momento de la formación del médico es crucial y, por lo tanto, es un muy buen momento para adquirir hábitos saludables. También es cierto que es un momento en que se pueden adquirir actitudes no deseadas. En todo caso, es una época en la que hay una especial incidencia de estrés, exigencia y presión que puede poner al médico en situaciones límite. Como conocemos lo que sucede, queremos ver cómo desarrollar iniciativas para prevenir que esas situaciones sean menos impactantes, tanto a través de los residentes como de sus tutores y formadores.
–Recientemente se ha firmado un convenio para la difusión del Programa de Salud del Médico Residente. ¿Qué se va a hacer?
–Lo que se busca es que, desde los estudios realizados en la Fundación Galatea, el análisis no solo sirva a los médicos de Cataluña sino también a los de todo el territorio nacional. En primer lugar, debemos incidir en la formación de pregrado para que los médicos adquieran buenos hábitos y conozcan las realidades intrínsecas de la profesión. El médico tendrá que desarrollar mecanismos para saber compensar el sufrimiento de los demás, las expectativas de los pacientes o sus familias, la presión asistencial, la competitividad o la necesidad de actualizar constantemente sus conocimientos. Queremos que se extienda la idea de que para los médicos residentes es tan importante adquirir un cuerpo de conocimientos como acercarse a un ideario de profesionalismo muy ligado al equilibrio psicoemocional. Para eso es necesario adquirir unos hábitos y aproximarse a la realidad de la profesión de una forma no traumática. A través de documentos y material didáctico intentamos relacionar los grandes valores de la profesión con el mantenimiento de ese equilibrio.