–¿De qué modo la sanidad catalana ha llegado a la problemática situación que atraviesa en la actualidad?
–Es importante destacar que esta situación viene de lejos. Como mínimo, hace diez años que la sanidad está infrafinanciada en Cataluña, lo cual puede interpretarse de dos maneras. Antes se decía que hemos «estirado más el brazo que la manga» y lo que digo ahora es que año tras año «nos han hecho el traje con las mangas cortas». Lo digo porque el nivel de salud, de calidad y de resultados obtenidos en Cataluña, con la asistencia sanitaria que estamos proporcionando, es el más barato, el mejor cualificado profesionalmente y forma parte sustancial del estado del bienestar. El esfuerzo ha sido continuado durante diez años infrafinanciados. A pesar de ello, hemos llegado a conseguir una gran calidad, lo que significa que ese esfuerzo ha recaído sobre las costillas de alguien. Y puedo garantizar que entre los primeros que han puesto las costillas nos encontramos los médicos.
–Y sin embargo, se les exige más...
–No solo seguimos infrafinanciados, sino que además nos dicen que nos van a quitar un 10% de lo que nos daban, 1.000 millones de euros menos. Hay que denunciar que en estos momentos no existe ningún plan estratégico que analice detalladamente lo que se está haciendo y lo que se quiere hacer, ni el tiempo para implementarlo ni las consecuencias que tendrá sobre la población. Lo que garantizo es que el médico se va a oponer con toda su fuerza a dejar de ser médico. Vamos a seguir ejerciendo con las condiciones que haya, pero si no vamos a poder hacer bien nuestro trabajo, pediremos que se hagan las cosas de otra manera. Desde que ocupó el cargo, al consejero de Salud le hemos dicho que vamos a tener que blindar el acto médico. Nos opondremos a todas las medidas que intenten traspasar esa línea roja, como siempre lo hemos hecho. Bajo ningún concepto se debe retroceder en todo lo que se ha alcanzado en cuanto a objetivos de salud.
–¿Cree que finalmente se contará con las opiniones de los médicos?
–El consejero de Salud nos ha prometido que seremos partícipes de las decisiones y nos quiere tener en lugares de representación, ya que, en sus propias palabras, el facultativo tiene que estar en todos los órganos de gestión clínica de todos los establecimientos sanitarios. Además, prometió la celebración de una cumbre médica en la que revisaríamos, con ojos profesionales, todas las medidas. Pedimos a la Consejería de Salud volver a sentarnos a negociar la situación, pero jamás negociaremos las cuestiones de calidad del acto médico porque son innegociables. Ningún médico puede rebajar su nivel de calidad, porque eso es algo que se lo debe a su paciente, y nuestra profesión se basa en la fuerza del conocimiento que nos dan nuestros estudios y, sobre todo, en la confianza del paciente, que pone su salud y su vida en nuestras manos.
–¿Qué medidas alternativas a los recortes existen para mantener la sostenibilidad de la sanidad?
–Lo más importante es que las medidas nunca deben perjudicar al acto médico. Nosotros proponemos recortar lo superfluo. Cuando empecé a ejercer como médico había dos personas entre el director general del Instituto Catalán de la Salud y mi despacho. En estos momentos hay un montón de personas intermedias que controlan y verifican. En segundo lugar, a la hora de poner en marcha proyectos, se ponen en marcha si hay dinero, y si no lo hay, se espera. En tercer lugar, se debe analizar y eliminar todo aquello que implique gasto superfluo en las estructuras administrativas del propio Departamento de Salud. Potenciemos también todo lo que signifique innovación en tecnologías de la información. Y pensemos que del total de casi 40.000 millones de euros al año del presupuesto de la Generalitat, nosotros representamos 9.000 millones, por lo que tal vez habría que recortar antes en otros departamentos. En una casa debemos siempre empezar a ahorrar evitando los gastos más superfluos y sabemos qué gastos no podemos tocar nunca. Hagamos todos como una gran familia y dejamos en paz la salud y la educación, con la diferencia de que por falta de educación no se muere nadie, pero todos podemos morir por falta de salud.