José Francisco Díaz Ruiz
Coordinador del Grupo de Trabajo de Bioética de SEMERGEN
Acude a nuestra consulta un paciente que no conocíamos con anterioridad. Acaba de empadronarse en nuestra localidad y no tiene necesidades especiales de salud, pero nos dice que él y toda su familia, incluidos dos niños, son testigos de Jehová. Comenta que acaba de leer una noticia en la que se informaba de que ya pueden realizarse operaciones sin transfusiones sanguíneas y quiere saber si esto es cierto por si alguna pudiera necesitarlo.
En nuestro centro de atención primaria nos visita un paciente que hace algún tiempo habíamos remitido a una consulta hospitalaria especializada por presentar una patología compleja. Nos dice que le han diagnosticado una enfermedad «de las que llaman enfermedades raras» y le han propuesto participar en un ensayo clínico, por lo que viene a preguntarnos nuestra opinión. Nos dice que tiene miedo a los posibles efectos secundarios de ese tratamiento pero, por otra parte, piensa que es una de las escasas posibilidades de mejorar que tiene, dado que actualmente no existen medicamentos que puedan curar su enfermedad.
Acude a nuestra consulta un paciente y nos refiere que quiere dejar por escrito que, en caso de enfermedad terminal, no le apliquen tratamientos innecesarios que le hagan sufrir más o prolonguen de manera innecesaria su vida. Acaba de tener un familiar en esa situación, fallecido recientemente, y no quiere que a él le ocurra lo mismo. Nos dice que le gustaría que constase en su historia clínica y que pudiera saberlo el médico que en su día pudiera tratarlo.
Un compañero médico del hospital nos pregunta sobre la conveniencia de la vacuna antigripal ante la ya próxima campaña de vacunación y la posible responsabilidad en la que puede incurrir si no está vacunado y un paciente se contagia a través de él de esta u otra enfermedad. Nos dice que la mayoría de los trabajadores sanitarios del hospital no se vacunan y teme que esto pueda suponer algún problema legal en un momento determinado.