Los jóvenes españoles, con edades comprendidas entre los 16 y 30 años, no solo presentan en muchos casos sobrepeso u obesidad, sino que reconocen que ésta es una enfermedad que supone un problema de salud importante; sin embargo, aumentan entre ellos los hábitos que favorecen la aparición, desarrollo y mantenimiento de esta enfermedad y, a pesar de su interés mayoritario por bajar de peso, habitualmente adoptan medidas poco efectivas y no controladas por profesionales sanitarios.
Las personas con exceso de peso tienen un 46% más riesgo de contagiarse de coronavirus, un 113% más riesgo de hospitalización por COVID-19, un 78% más riesgo de ingreso en UCI respecto a la población con normopeso, y el riesgo de mortalidad es un 48% superior. A pesar de ello, “en nuestro país no hay directrices específicas que consideren la obesidad como una enfermedad crónica y, en general, está siendo la gran olvidada en la pandemia”, afirma Albert Lecube, vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lleida).
La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) recuerda que el peso excesivo es uno de los principales factores identificados de mal pronóstico en personas infectadas por COVID-19 y que el tejido adiposo podría desempeñar un papel importante en la transmisión de la infección.