El trasplante de útero lo lideraron Francisco Carmona, jefe de Servicio de Ginecología, y Antonio Alcaraz, jefe de Servicio de Urología y Trasplante renal. Este proceso, que se inició en 2016, se enmarcó en el proyecto de investigación "Estudio de factibilidad de procedimiento de trasplante uterino de donante vivo con obtención de injerto por cirugía robótica" con el objetivo de validar la viabilidad de esta cirugía. Tamara Franco, de 34 años, tiene síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito del aparato reproductor femenino que afecta a 1 de cada 5.000 mujeres en el mundo. Estas mujeres ya nacen sin útero y sin trompas de Falopio (por tanto, no pueden quedarse embarazadas), tienen ovarios y deseo sexual, pero no tienen la regla.
El 5 de octubre de 2020 se realizó el trasplante del útero donado por su hermana, una cirugía que duró 20 horas y fue un éxito. Dos meses después de la cirugía, la paciente tuvo la regla por primera vez y su recuperación fue normal y, como cualquier persona con un órgano trasplantado, con un tratamiento de inmunosupresores.
Sin embargo, había que esperar 6 meses, desde la primera regla, para poder realizar la primera transferencia de embriones (que ya se habían recogido previamente). Paralelamente, se empezaron a suministrar las primeras vacunas contra la COVID-19 y se decidió priorizar la vacunación, puesto que la paciente era 'de riesgo' porque tomaba inmunosupresores. Tras la vacunación, Tamara se quedó embarazada, pero tuvo un aborto en la semana 8 de gestación (una situación que puede ser habitual en pacientes que se realizan un tratamiento de fecundación). Al cabo de unos meses, y después de que la paciente estuviera recuperada, se contagió de la COVID-19 (leve) y hubo que esperar unos meses antes de realizar un nuevo intento con nuevos embriones. Finalmente, se pudo realizar una nueva fecundación y Tamara se quedó embarazada de Jesús.
El embarazo de Tamara se siguió por un equipo multidisciplinar de ginecología y medicina maternofetal. Tamara tuvo como complicación una disfunción del endotelio -la monocapa que separa los tejidos de la sangre-. Según explica Figueras, Jefe de Servicio de Medicina Maternofetal, “una de las principales funciones del endotelio es regular el flujo y la perfusión de sangre a través de cambios en el diámetro y en el tono vascular. Esta disfunción durante el embarazo puede dar lugar a un crecimiento fetal por debajo de lo esperado y a preeclampsia.
Una vez diagnosticada esta afectación, y manteniendo la máxima seguridad para la paciente y el feto, se decidió programar una cesárea convencional en la semana 30 de gestación. La cesárea se realizó sin complicación alguna y el bebé, en Jesús, nació con un peso de 1.125 gramos y con la maduración pulmonar y la protección neurológica que requieren estos bebés. Ingresó en la UCI de Neonatología y continuó con un desarrollo sin complicación relevante atribuible a la prematuridad.
El conseller de Salut, Manel Balcells, ha afirmado que el caso de esta criatura “es un pequeño milagro de la ciencia” y ha puesto en valor la calidad del Sistema de Salut de Catalunya: “El Clínic es una punta de lanza de los hospitales de Cataluña y, el caso de hoy, nos abre nuevos caminos en trasplantes de niños y en tecnologías que avanzan y mejoran y si acaban en nuevas vidas es extraordinario".
Francisco Carmona explica que "todo este proceso lo he vivido con mucha responsabilidad, mucha alegría, mucha angustia y mucha ilusión". "Ha sido un trayecto de muchos años, con muchos profesionales implicados y ha sido un orgullo. Nos ha puesto, de nuevo, en la primera división de la sanidad mundial. Este tipo de cirugías sólo las pueden hacer una decena de hospitales en el mundo" concluye. Carmona fue el encargado de coger a Jesús y llevarlo hacia su madre: “fue un momento que nunca olvidaré”, explica.
Carmona asegura que éste ha sido el proyecto más importante de su vida profesional. "A nivel personal, a nivel del equipo ya nivel institucional nos ha permitido situarnos en la primera división mundial y nos permite trabajar con una dimensión de futuro muy importante". “Si hemos sido capaces de realizar este proyecto con éxito seremos capaces de trasladar este conocimiento a otros muchos proyectos para poder mejorar la calidad de vida de muchos pacientes en aspectos quirúrgicos, de radiodiagnóstico...
Por su parte, Antonio Alcaraz, jefe de Servicio de Urología, explica que "estamos acostumbrados a curar tumores o mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero esto es un paso más porque en este caso estamos creando vida".