La impresora 3D con la cual se llevará a cabo el estudio permite elaborar medicamentos de formas semisólidas y masticables (similar a una chuchería) a partir del principio activo combinado con excipientes adecuados. A diferencia de los tratamientos con jarabes que se utilizan habitualmente, esta formulación magistral innovadora permite crear medicamentos con dosis personalizadas a cada niño y niña según su peso y características clínicas. “Hasta ahora son las familias quienes tienen que dosificar el fármaco midiendo el volumen de jarabe, pero este nuevo método es mucho más cómodo y evita posibles errores en la dosis que se administra”, explica Maria Josep Cabañas, jefa de la Sección de Farmacia del Hospital Infantil y Hospital de la Mujer de Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Farmacia Básica, Traslacional y Clínica del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR).
El ensayo clínico que ahora comienza permitirá, por una parte, comprobar la eficacia y la tolerabilidad de esta nueva formulación en comparación con la formulación magistral habitual. Además, se probará también si aumenta la aceptabilidad y mejora la experiencia de los menores que tienen que tomar medicación, especialmente para aquellos con patologías crónicas y que requieren tratamiento diario, y de sus familias y cuidadores. “Los jarabes a veces pueden tener un sabor desagradable y, en cambio, hemos trabajado para que los medicamentos impresos tengan un sabor que enmascare el principio activo”, afirma Cabañas. El sabor, el olor y el color, además, se pueden modificar entre varias opciones en función de la preferencia de cada niño o niña.
En este sentido, también se espera que aporte otros beneficios, como la facilidad en el transporte porque estos medicamentos impresos no necesitan conservarse en nevera, aumentar la seguridad y confianza de las familias que administran el fármaco y, en algunos casos, favorecer la toma de la medicación fuera de casa.
Aunque el ensayo clínico se centrará en niños, niñas y adolescentes de entre 6 y 18 años, el uso de medicamentos impresos en 3D podría ser útil también en adultos, especialmente en casos en que sea necesario ajustar la dosis en función de cada paciente o en que existan problemas de deglución, ya que el medicamento tiene una consistencia semisólida que permite que sea masticable y facilite la deglución. Sería, además, un método aplicable a la mayoría de formulaciones de medicamentos, siempre que no se vean afectados por la temperatura, puesto que la impresora 3D aplica calor para crear el medicamento.