Dicho documento pretende servir de orientación hacia una adaptación de la práctica asistencial en los Servicios de Medicina Interna que brinde respuesta al cambio demográfico y al perfil epidemiológico actual de la persona mayor hospitalizada. También pone en valor la necesidad de potenciar el trabajo en equipo para conseguir mejorar resultados en salud en este perfil de pacientes. Para ello, la atención junto con enfermeras, trabajadores sociales, farmacéuticos y otros actores que habitualmente participan de la asistencia de los pacientes ancianos hospitalizados, se constituye en una estrategia clave que se ha tenido en cuenta en la propuesta de recomendaciones. En este sentido, la colaboración entre especialidades de ámbito generalista (médicos de familia, geriatras, internistas, profesionales que trabajan en las urgencias, etc.) y el aprendizaje mutuo debe ser un elemento a potenciar en el trabajo diario de nuestros servicios de medicina interna y en los hospitales".
17 recomendaciones
1. Es preciso realizar una valoración integral y multidimensional de las personas ancianas (VIMA) hospitalizadas en Medicina Interna.
2. La valoración integral y multidimensional debe incluir fundamentalmente una evaluación clínica y de la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria, de la función cognitiva, del estado afectivo, de la medicación y de la situación social.
3. Es necesario evaluar en los ancianos hospitalizados la capacidad para realizar las actividades de la vida diaria.
4. Es necesario evaluar la situación cognitiva en los ancianos hospitalizados.
5. Hay que prevenir e identificar de forma precoz el delírium en los ancianos hospitalizados.
6. La evaluación del estado afectivo y el despistaje de un trastorno depresivo en los ancianos hospitalizados deben realizarse utilizando una herramienta de cribado o, cuando esto no sea posible, mediante la entrevista clínica ordinaria.
7. Durante la hospitalización de los ancianos es conveniente identificar a la persona cuidadora principal y detectar las situaciones de riesgo social.
8. Durante la hospitalización de los ancianos, y en colaboración con los profesionales de enfermería, hay que evaluar la existencia de otras situaciones de riesgo como fragilidad, desnutrición y los riesgos de caídas y de úlceras por presión.
9. Es conveniente realizar una valoración del pronóstico en los pacientes ancianos hospitalizados para adecuar junto al paciente y su familia, los objetivos y la intensidad de los cuidados, los estudios diagnósticos y los tratamientos.
10. Es imprescindible identificar durante la hospitalización a las personas ancianas con enfermedad crónica avanzada o en situación de cuidados paliativos, para organizar y planificar los cuidados teniendo en cuenta sus expectativas, preferencias y valores.
11. Es conveniente aprovechar el ingreso hospitalario para hacer una revisión sistemática de la medicación de la persona anciana.
12. Durante la hospitalización de las personas ancianas, antes de prescribir un fármaco nuevo o de plantear la desprescripción de un medicamento, hay que valorar el beneficio-riesgo teniendo en cuenta los resultados de la VIMA.
13. La VIMA debe acompañarse de la realización de un plan de intervención individualizado que apoye la mejora o resolución de los problemas identificados.
14. Es recomendable la utilización de listados de verificación, o checklists, para mejorar la información obtenida en la VIMA durante la hospitalización.
15. La VIMA puede hacerse de forma multidisciplinar con la participación de diferentes profesionales.
16. Tras una hospitalización, los resultados de la VIMA deben constar en el informe de alta.
17. La VIMA debe actualizarse periódicamente.