En este informe, en el que han participado expertos en la Atención Primaria, se hacen una serie de propuestas, entre las que destaca la necesidad de dotar a este ámbito asistencial a muy corto plazo de nuevos recursos humanos y tecnológicos para la tele-asistencia con el fin de que pueda cumplir adecuadamente estos objetivos, así como dotar a cada centro de salud de una persona dedicada al “rastreo” epidemiológico.
En este documento se intenta hacer una aproximación a las necesidades y también a las acciones que deben ponerse en marcha de forma inmediata en los centros y equipos, con énfasis especial en los cambios para la fase de la desescalada actual y ante un posible rebrote a corto plazo, cambios organizativos necesarios para responder a los desafíos planteados por la pandemia. En un segundo apartado se hacen unas breves consideraciones sobre algunos de los retos y cambios que tiene pendientes nuestras AP.
Se considera que todas las propuestas sobre necesidades y acciones han de adaptarse a las características de cada centro de salud o consultorio local. Las que se realizan en este documento tratan de aportar ideas que puedan ser de utilidad para distintos niveles de gestión y operativos, desde el Área de Salud a los propios equipos asistenciales.
Propuestas
En la situación de respuesta a la pandemia, se requieren cinco líneas de mejora
1- Priorizar la seguridad de personal y pacientes, con protección y autoprotección: limitando el aforo; organizando y gestionando las zonas de espera exteriores e interiores; las direcciones asistenciales y gerencias deben garantizar suministros, potenciar la limpieza de los espacios y estancias y habilitar en su caso mamparas y protecciones; la gestión de las agendas y los flujos de pacientes es esencial para evitar masificación y contagios.
2- Rediseñar la accesibilidad al Centro de Salud, potenciando las Unidades Administrativas, reforzando su personal, aportando líneas telefónicas y teléfonos móviles, instalando aplicaciones, y posibilitando que lideren la gestión de flujos y la distribución de peticiones de asistencia. Los puntos de triaje en la entrada son esenciales; su diseño, composición, los criterios, y las circulaciones, deben ser definidos por el Equipo de forma participativa.
3- Cambios de organización y roles profesionales: se precisan nuevas dotaciones tecnológicas (aplicaciones, correo electrónico, mensajería instantánea) que incrementen la conectividad telemática de forma legalmente correcta y con seguridad. Las agendas deben gestionarse por los profesionales, espaciar las visitas, intercalar consultas telefónicas, y gestionar demoras según criterio clínico, con apoyo institucional y campañas de información a la ciudadanía.
4- Desempeño de funciones de vigilancia epidemiológica, contando con todos los medios diagnósticos sin restricciones, los sistemas de información y el control de casos y contactos; se priorizará la asignación al Centro de Salud del personal que refuerce esta función de rastreo, adecuadamente formados.
5. Reducción de cargas burocráticas, profundizando las experiencias de simplificación de las bajas laborales, de la gestión de la prescripción por receta electrónica, y de consultas electrónicas con el Hospital de referencia.
La postergada agenda de mejoras de la AP debe avanzar y consolidarse, tanto en recursos humanos (plantillas orgánicas, reforzamiento de puestos estructurales, sistemas justos de substitución interna, etc., así como de los modelos de autonomía de gestión, fomento de la figura y función directiva del Equipo, de su desarrollo y carrera profesional, y de otras mejoras en organización, actividades y dotaciones.
El documento finaliza abogando por la máxima colaboración de los profesionales, dada la dimensión de los retos a los que nos enfrentamos como sistema sanitario.
Considera que es en situaciones como esta donde los mejores valores deben afluir. Por ello, defiende que la “búsqueda del bien común basada en la ética y la deontología debe ir de la mano de la máxima protección de los profesionales y del mantenimiento de su moral y ánimo”, así como “la coordinación de todos los actores dentro de la sanidad y a estos con los responsables políticos y con la sociedad que es hoy un objetivo fundamental”.
Desde la confianza de ver estos retos superados, en el documento se lanza un mensaje de esperanza para que, trabajando en verdaderos equipos, la AP pueda seguir aportando sus mejores cualidades al conjunto del sistema sanitario y a la atención de salud de la ciudadanía.
Este tercer informe de la Comisión Asesora COVID-19-OMC (se adjunta documento completo), al igual que los anteriores, es un trabajo dinámico y abierto a las aportaciones de profesionales, Administraciones y ciudadanos en general. Las aportaciones se pueden enviar a través al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y de la web www.cgcom.es