En este estudio se incluyeron 9.717 casos de cáncer de mama diagnosticados entre los años 1980 y 2014 en mujeres residentes en las comarcas de Girona y que fueron seguidas hasta el mes de diciembre del año 2015. Así pues, la media de seguimiento de estas pacientes fue de ocho años.
El estudio consistió en identificar los cánceres ginecológicos (vulva, vagina, cuello uterino, cuerpo uterino y ovario) que algunas de estas mujeres desarrollaron después de su primer cáncer de mama. Al final del periodo de seguimiento, un total de 117 mujeres habían desarrollado un cáncer ginecológico.
De entre todos los tipos de cánceres ginecológicos, sólo se observó un aumento significativo en el riesgo de cáncer de endometrio (el tipo de cáncer de cuerpo uterino más frecuente) que se vio incrementado más del doble, un 128%, en comparación al riesgo de tener un cuerpo de útero en la población general.
Examinado por el subtipo de cáncer de cuerpo uterino, se observó que el incremento del riesgo se concentraba en los dos subtipos de peor pronóstico: en los adenocarcinomas tipo II y en los tumores mixtos epiteliales y mesenquimatosos. De hecho, en los adenocarcinomas tipo II el riesgo fue el doble que, en la población general, y en los tumores mixtos epiteliales mesenquimatosos, el riesgo fue más del triple que en la población general.
Estudios realizados en otros países han obtenido resultados similares y, los resultados obtenidos en el estudio que aquí analizamos, constata que este incremento de riesgo también se da en la población de nuestro territorio. Estos hallazgos tienen una aplicación en la práctica médica de tal manera que debería aplicarse en la praxis diaria para hacer un seguimiento más exhaustivo de estas pacientes y, en las que desarrollan un segundo cáncer, para permitir un diagnóstico precoz y poder mejorar su supervivencia y calidad de vida.