Para José Martínez Raga, psiquiatra y profesor asociado del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia; “existe el estigma de que el paciente que ingresa en estas unidades está continuamente en estado psicótico, pero según mi experiencia el 75% de los ingresos son voluntarios, por lo que la comunicación con el paciente es fundamental para la evolución de la patología y su seguimiento posterior”. Además, la totalidad de los pacientes que son ingresados de manera involuntaria, una vez mejoran de su patología, aceptan voluntariamente el ingreso y entienden y agradecen las medidas sanitarias previamente realizadas.
Roberto Rodríguez-Jiménez, jefe de sección de la Unidad de la Hospitalización de Psiquiatría en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, señala que es necesario potenciar la comunicación en las unidades de agudos tanto con el propio paciente (y con su familia en los casos que lo requieran), así como con otros dispositivos asistenciales (hospitales de día, centros de salud mental, etc.) imprescindibles para una adecuada continuidad de cuidados en el ámbito ambulatorio, especialmente de los pacientes con patologías graves.
En el simposio se ha profundizado en tres perfiles concretos: el paciente que presenta un primer brote psicótico, el que sufre problemas de adherencia al tratamiento y los casos de patología dual, con una mayor complejidad. En referencia al primero, destacar que los primeros síntomas en los trastornos psicóticos comienzan de manera habitual en la infancia o adolescencia entre los 15 y 30 años , por lo que un adecuado acercamiento inicial al paciente es especialmente importante de cara a su evolución futura. Concretamente, los datos disponibles demuestran que una intervención temprana mejora el pronóstico clínico y funcional y es más eficiente en términos económicos. A pesar de la priorización de la prevención de recaídas como objetivo de tratamiento, la tasa de recaídas en los pacientes con un primer episodio es muy alta y varía según los estudios, llegando hasta el 80% de los pacientes en los primeros 5 años de tratamiento.
En cuanto a la adherencia al tratamiento psicótico, los pacientes que toman antipsicóticos orales para la esquizofrenia tienen una tasa de adherencia estimada de menos del 60% por lo que la tasa de abandono del tratamiento es muy alta, con un alto riesgo de recaídas y el grave deterioro personal, socio-familiar y académico-laboral consecuente. Por este motivo, los estudios apuntan que involucrar al paciente y a su familia en el tratamiento, mediante una adecuada comunicación y una fuerte alianza terapéutica, mejorará la adherencia del paciente, que entenderá mejor su enfermedad y presentará una actitud más positiva respecto al tratamiento.
En los casos de patología dual, el tratamiento psicótico debe abordarse de manera específica y en paralelo a su problema adictivo. Cabe destacar, que casi la mitad de los pacientes con esquizofrenia presentan un diagnóstico de dependencia a sustancias psicoactivas a lo largo de su vida. La importancia de esta elevada comorbilidad radica en los peores resultados pronósticos de los pacientes que presentan ambos trastornos y dificulta el tratamiento de estas personas porque las sustancias utilizadas pueden agravar la psicosis o interferir con los efectos farmacológicos o psicológicos del tratamiento. Por ello, los expertos han puesto de relieve que el abordaje terapéutico del trastorno mental y el del trastorno adictivo han de ser simultáneos y se han de realizar por el mismo equipo terapéutico para asegurar una mayor adherencia.