La investigación se ha realizado sobre una muestra de 829 cuidadores, en 72 equipos de atención primaria. Se les ha pasado un cuestionario validado en Canadá y llamado Cribado de abuso para el cuidador, Caregiver Abuse Screen (CASE). Se basa en un conjunto de preguntas del tipo: ¿tiene problemas para que la persona a la que cuida controle su genio?, ¿se ve forzado a actuar contra su voluntad?, ¿encuentra difícil controlar el comportamiento de la persona a la que cuida?, etc.
Se han vinculado estos resultados con los de otros tipos de cuestionarios que analizan aspectos como la ansiedad, la depresión, la sobrecarga, la relación previa a la dependencia con la persona a quien se cuida, así como los aspectos positivos del hecho cuidar. Las respuestas al cuestionario han puesto de manifiesto que un porcentaje nada despreciable de cuidadores sufre ansiedad y sobrecarga, que son factores de riesgo de maltrato. Un 68% de los cuidadores sufre sobrecarga según el test de Zarit¹ y un 55%, ansiedad.
De hecho, según las respuestas al cuestionario CASE, casi el 40% de los cuidadores dijo que a menudo se encuentra tan cansado y exhausto que no puede satisfacer las necesidades de la persona anciana a quien cuida. Un 20% manifestó que a menudo debía rechazar o ignorar las peticiones de esta persona. Un 45% manifiesta tener problemas para controlar el carácter de la persona que cuidan, y un 32% declara que a menudo se ve forzado a actuar contra su voluntad o hacer cosas que piensa que no están bien. De hecho, un 42% de los cuidadores ha dicho que a veces se veía forzado a ser duro o severo con la persona a la que cuidan.
El cuestionario CASE ha mostrado, por último, que un 33,4% de las personas mayores cuidadas se encuentran en riesgo de sufrir abuso o maltrato. Para Francisco Orfila, investigador del IDIAP, "la violencia hacia las personas de edad avanzada es una de las formas más ocultas y desconocidas de maltrato en nuestro entorno; así pues, desde los servicios de proximidad, como son los centros de atención primaria, se debe reforzar la concienciación para la prevención, la detección y el tratamiento de estas situaciones de que son objeto las personas mayores".
Los autores del estudio creyeron oportuno analizar cómo está y cómo se siente el cuidador para, a partir de esta información, tener elementos tangibles para valorar si puede presentar riesgo de maltratar a la persona a la que cuida. Es una manera de prevenir y detectar el maltrato. Asimismo, Orfila concreta "hay que tener presente, sin embargo, que el hecho de que haya riesgo de maltrato no quiere decir que éste se produzca siempre".
Perfil del cuidador y de la persona cuidada
En el estudio, un 65% de las personas cuidadas son mujeres, con una media de edad de 84,2 años, y un 64,2% de éstas presenta deterioro cognitivo. Igualmente, el 82,8% de los cuidadores también son mujeres, con una media de edad de 63,3 años. El 58% de éstas son las hijas de la persona a la que cuidan, y en un 87,4% de los casos las dos viven juntas.
Según la Declaración de Toronto (2002) se entiende por maltrato a una anciana o anciano: "la acción única o repetida, o la falta de respuesta apropiada, que suceda dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y que ocasione daño o angustia a una persona mayor".
Las personas ancianas pueden sufrir diferentes tipos de maltrato, que básicamente se clasifican en ocho categorías: abuso físico, abuso sexual, negligencia, abandono, abuso psicológico, abuso económico, auto negligencia, y vulneración de derechos.