Existe una fuerte evidencia sobre la eficacia de la intervención breve del médico en el abandono del hábito tabáquico o en la reducción del consumo de alcohol, lo que sugiere que el consejo sanitario sobre los factores de riesgo/hábitos conductuales es beneficioso para los pacientes. Curiosamente, sin embargo, en el caso de las personas que intentan perder peso es el paciente y no el médico el que promueve más de la mitad de estas consultas, y este hecho podría explicar la asociación y eficacia de la intervención; es decir, los pacientes motivados para perder peso buscan la ayuda de su médico. En ocasiones el médico pasa por alto el consejo sanitario al paciente obeso y su derivación a programas específicos para promover la pérdida de peso. Teniendo en cuenta estas premisas, Aveyard et al. realizaron un estudio para comprobar la efectividad de los médicos en la detección e intervención oportunista en pacientes con obesidad.
Se trata de un estudio aleatorizado y controlado efectuado en Inglaterra durante los años 2013 y 2014, en el ámbito de la atención primaria y en 1.882 adultos con obesidad. Los individuos reclutados para el ensayo eran mayores de 18 años y tenían un índice de masa corporal superior a 30 kg/m2, o superior a 25 kg/m2 en el caso de los individuos de raza asiática. Los pacientes fueron asignados aleatoriamente en una proporción 1:1 a dos grupos: en el grupo de intervención se les animaba a participar en uno de los 30 proyectos de educación para la salud previstos para promover hábitos saludables y ayudar en la pérdida de peso, y en el grupo control únicamente se les proporcionaba consejo sanitario. A todos los pacientes se les ofreció realizar un seguimiento de la pérdida de peso en consulta a las 4 semanas. El programa de educación para la salud propuesto consistía en una sesión semanal de 1 hora de duración durante 12 semanas consecutivas. En los pacientes asignados al grupo control el médico aconsejaba al paciente perder peso para mejorar su salud. Los resultados obtenidos en cuanto a pérdida de peso se evaluaron a los 12 meses de haber sido incluidos en el estudio.
Los investigadores analizaron los datos de 8.403 pacientes, de los cuales 2.728 (32%) eran obesos. De los pacientes obesos, 2.256 (83%) estuvieron de acuerdo en participar y 1.882 fueron seleccionados, inscritos e incluidos en el análisis por intención de tratar, con 940 individuos en el grupo de apoyo y 942 en el grupo de asesoramiento. Un total de 722 (77%) individuos asignados a la intervención de apoyo acordaron asistir al grupo de control de peso y 379 (40%) asistieron, en comparación con únicamente 82 (9%) de los pacientes asignados a la intervención de consejo sanitario. En la población de estudio, el cambio de peso promedio a los 12 meses fue de 2,43 kg con la intervención de apoyo y de 1,04 kg con la intervención de asesoramiento, con una diferencia ajustada de 1,43 kg (intervalo de confianza del 95%: 0,89-1,97). Uno de los objetivos secundarios del estudio era comprobar la proporción de participantes que habían perdido el 5 y el 10% de su peso corporal inicial a los 12 meses.
El grupo que recibió apoyo tuvo más probabilidades de alcanzar una pérdida de peso del 5% (razón de posibilidades [RP] ajustada: 2,11; p <0,0001) y del 10% (RP ajustada: 2,41; p <0,0001). Los objetivos secundarios también incluyeron el coste por kilo de peso perdido, así como las reacciones de los pacientes a las intervenciones breves de los médicos generales. De acuerdo con la evaluación que hicieron los pacientes, ambas intervenciones fueron igualmente adecuadas y útiles. En general, 4 (<1%) pacientes pensaron que su intervención era inapropiada e inútil y 1.530 (81%) pensaron que era apropiada y útil.
Como conclusión final, los investigadores señalan que la intervención oportunista bien informada, muy breve y realizada por un médico es bien aceptada por los pacientes y constituye una manera eficaz de reducir el peso medio de la población.