El consumo regular de omega-3, tanto de origen animal como vegetal, fortalece las membranas del corazón y ayuda a reducir el riesgo de reingreso hospitalario y de mortalidad tras un infarto.
Una dieta rica en pescado o elevada en omega-3 modula la concentración de lípidos que las lipoproteínas trasportan hacia las células y reduce las probabilidades de que se forme arteriosclerosis, según el estudio de la Universitat Rovira i Virgili y La Escuela de Medicina de Harvard, el más exhaustivo realizado hasta el momento con más de 26.000 mujeres. El trabajo ha sido publicado en Journal of the American Heart Association.
- Una dieta insalubre, pobre en ácidos omega-3, es un factor de riesgo para muchas enfermedades, incluidos los trastornos mentales y neurológicos muy prevalentes.
- Recomendar a la población general que mejore su adherencia a la dieta mediterránea es casi siempre útil. Por ejemplo, la recomendación de la American Heart Association (AHA) de consumir pescado azul al menos 2 veces por semana podría ayudar como prevención también en el ámbito neuropsiquiátrico, además de en el cardiovascular.
- El empleo de omega-3 como suplemento terapéutico en neuropsiquiatría es prometedor, pero su eficacia aún no está suficientemente probada para su uso clínico. La excepción a esta conclusión provisional es el uso de omega-3 como tratamiento complementario de la depresión clínica, avalado ya por guías clínicas internacionales de referencia.